Notas para una nota: reflexiones de V.V. sobre la experiencia estética
Experiencia y estética; experiencia estética. Percepción estética: percibir la propia experiencia sometida a un conjunto de reglas autorreferenciales. Percibir que uno mismo participa en la constitución de esas reglas; que uno mismo está finalmente enlazando una práctica con una visión de la práctica: que uno crea un espacio en el cual un orden subjetivo se inserta en un orden “social-objetivo” a través del choque entre estos dos espacios. Las reglas estéticas (las reglas no escritas que configuran la percepción estética de una experiencia, o la experiencia de una percepción definida como estética) son la red de relaciones que suturan un espacio subjetivo y una conformación formal de la objetividad (que se define en tanto tal por su ser “social”: por obtener su significatividad en el ingreso a lo social-comunitario) de manera solidaria: esto es, la frontera que separa objeto y sujeto es conjurada por una experiencia que disuelve mutuamente a sujeto y objeto, bajo el establecimiento de distintas sobredeterminaciones mutuas
Uno puede percibir religiosamente al objeto, y este se aleja de modo tal que hace desaparecer al sujeto.
Uno puede percibir científicamente al objeto, y acercarlo tanto que lo desintegra en su pura objetividad.
Pero uno puede percibir estéticamente al objeto, y en una relación tal lo que se exaspera es la frontera entre ambos espacios (sujeto y objeto) *1, a tal punto que se la disuelve: la disuelve porque en esa dialéctica de la percepción estética sujeto y objeto son ya sólo frontera: son sólo ser-en-sí en tanto y sólo en su ser-en-otro.
*1 Esto, porque el sujeto claudica ante la presencia del Sujeto en la experiencia religiosa; y porque el objeto se desobjetiviza ante la mirada del científico, que es la mirada del Sujeto-Objeto: Sujeto desujetado y devenido en Objeto sujetante. En la experiencia estética, surge la dialéctica constante y sin solución entre ese sujeto que impone sus reglas de percibir al objeto, y ese objeto que impone sus reglas de ser-percibido al sujeto.
Uno puede percibir religiosamente al objeto, y este se aleja de modo tal que hace desaparecer al sujeto.
Uno puede percibir científicamente al objeto, y acercarlo tanto que lo desintegra en su pura objetividad.
Pero uno puede percibir estéticamente al objeto, y en una relación tal lo que se exaspera es la frontera entre ambos espacios (sujeto y objeto) *1, a tal punto que se la disuelve: la disuelve porque en esa dialéctica de la percepción estética sujeto y objeto son ya sólo frontera: son sólo ser-en-sí en tanto y sólo en su ser-en-otro.
*1 Esto, porque el sujeto claudica ante la presencia del Sujeto en la experiencia religiosa; y porque el objeto se desobjetiviza ante la mirada del científico, que es la mirada del Sujeto-Objeto: Sujeto desujetado y devenido en Objeto sujetante. En la experiencia estética, surge la dialéctica constante y sin solución entre ese sujeto que impone sus reglas de percibir al objeto, y ese objeto que impone sus reglas de ser-percibido al sujeto.
2 Comments:
¿Sos la mismísima W? Bienvenida!!!!! ültimamente estoy lejos de toda experiencia estética. Lo más cercano es la sintaxis un poco "bárbara" de mis alumnos que, confieso, a veces envidio un poco.
Un besote! (y seguí sumando tus textos, porfi! :-)
Guaw! yo no entendí q Doble ve se había posteado algo! y cómo! Pens
q alguien lx citaba.
Me voy a imprimir este texto y leerlo y releerlo en papel porq la cabeza para tan agudas reflexiones no me da ultimamente y como la clara misma afirma yo también ando alejada de toda experiencia estética.
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